Por Nate Kolmodin
Me llamo Nate Kolmodin. A mi madre le diagnosticaron cáncer de mama en mayo de 2004.
Tras conocer recientemente su experiencia con el cáncer de mama, me parece importante compartir la historia de mi madre y la mía. Hoy hablaré de cómo ser útil cuando un ser querido está enfermo. Si le interesan mis otros artículos, consulte El ejercicio es bueno para todos.
Sentirse desamparado es normal, pero no estás solo. El cáncer es increíblemente desalentador y, cuando te enfrentas a él, es importante encontrar personas en tu vida que estén dispuestas a sacrificar mucho tiempo, energía y emociones sólo para asegurarse de que estás a gusto. Necesitas ayuda, y siempre hay amigos, grupos sociales y seres queridos que harán cualquier cosa por ti a la primera de cambio.
No tengas miedo de tender la mano. La mayoría de las veces, la gente está encantada de ayudar a quien lo necesita, sobre todo a sus seres queridos.
No tengas miedo de aceptar ayuda. El cáncer ya es bastante duro, pero pedir la ayuda que necesitas puede ser igual de doloroso.
No te sientas obligado a hacer cosas. Si crees que los que te rodean no tienen en cuenta tus necesidades, considera la posibilidad de distanciarte.
No te sientas mal por distanciarte de quienes no son tan considerados o ajenos a tu condición; necesitas gente que te escuche.
Las personas que ofrecieron ayuda no solicitada son las que más importan. Al vivir acontecimientos traumáticos como éste, descubres a los amigos que más importan. Los que se vuelven distantes pueden tener miedo de sentirse heridos por la posible pérdida de alguien cercano y no ofrecer ayuda. Esto no significa que no quieran ayudarte, sólo tienes que decirles cómo ayudarte.
Cuando mi madre estaba recibiendo tratamiento, se reunió todo un elenco de personajes para ayudarla. Le resultaba difícil hablar y decir a alguien lo que sentía y lo que la haría sentirse mejor. Por suerte, mi madre tuvo, y tiene, un marido campeón que la ayudó en todo momento. Mi padre estuvo en todas y cada una de sus citas médicas durante dos años y tuvo que hacer malabarismos con el trabajo y dos hijos recién nacidos (mi hermana y yo). Constantemente teníamos a miembros de la sinagoga, grupos de apoyo contra el cáncer, vecinos y amigos haciendo comidas para nuestra familia debido a lo ocupados que estaban mis padres. Encontrar tiempo para cocinar una comida para 4 personas era difícil para mi padre. Incluso las comidas más sencillas eran muy apreciadas. La amabilidad no solicitada puede cambiarle el día a alguien. Incluso el cartero se ofreció a ayudarnos llevándonos el correo hasta la puerta (tenemos una entrada montañosa).
Con el tiempo, cuando alguien preguntaba si mi madre necesitaba algo, ella aprendía a hablar claro y hacérselo saber: "Si pudieras hacernos la cena una noche esta semana, eso sí que nos ayudaría". Y tampoco tengas miedo de ser específico. Por ejemplo, si tienes alergia a algún alimento o si tus hijos son vegetarianos, díselo con antelación. Es muy importante escuchar al paciente para atenderle bien. Hay que trabajar para ellos, escuchar lo que necesitan y hacer todo lo posible por ayudarles.
P.D. No esperes. Da las gracias a los que más hacen.