Por Libby Riley
El 16 de julio de 2020, recibí una llamada telefónica a las 20:04 que cambiaría nuestras vidas para siempre. La llamada era del Centro de Mama, con los resultados de las biopsias realizadas dos días antes, después de que mi mamografía anual mostrara dos masas sospechosas en mi mama derecha. He dicho muchas veces en los últimos 18 meses que NUNCA pensé que me diagnosticarían cáncer de mama ni en un millón de años. Pero, desde entonces, he aprendido que nunca se puede decir nunca.
En el último año y medio, he tenido 55 citas con al menos diez médicos diferentes, más de 18 escáneres, pruebas o biopsias y 4 operaciones importantes. Como resultado, he perdido todos los órganos que me hacían ser mujer y he tenido que hacer frente al dolor que han supuesto esas pérdidas. Además, tomo seis medicamentos con receta y otros tantos de venta libre para contrarrestar los efectos secundarios de los medicamentos recetados.
NO soy la misma persona que era el 16 de julio de 2020, y nunca lo seré.
El cáncer me ha cambiado para siempre; en algunos aspectos, ha sido positivo para mí, pero en otros, negativo. Un diagnóstico de cáncer tiende a relativizar tu vida y a hacer que separes lo lo IMPORTANTE de lo TRIVIAL. Me ha obligado a enfrentarme a mi mortalidad y a estar muy atenta a mi salud y a la de mi marido y mis hijos. Ha habido muchas veces que me siento por la noche en nuestra sala de estar viendo la televisión con mi marido y me pregunto si tengo que empezar a escribir cosas para él y los niños, por si acaso. SÍ, se me pasa por la cabeza. Declaraciones que normalmente precedía con "si alguna vez me atropella un autobús..." ahora se anteponen en el fondo de mi cabeza con "si muero de cáncer de mama". Nunca había tenido una directiva médica hasta mi mastectomía. Ahora la tengo. Está archivada en el hospital, hay una copia en nuestra caja fuerte y otra en casa de mi hermana en Nueva Jersey. De nuevo, por si acaso.
Me he esforzado mucho por reorientar mi ansiedad y mi miedo a la recidiva. Los supervivientes del cáncer me han dicho que esos sentimientos disminuyen con el tiempo, pero la gente también dice eso de la muerte; así que no estoy segura de si es cierto o no. En el último año y medio he conocido a muchas mujeres increíbles a través de la comunidad del cáncer de mama y me siento fuerte por sus historias de supervivencia, resistencia y superación. historias de supervivencia, resistencia y esperanza.. Hago todo lo posible por vivir una vida esperanzada y no dejar que los pequeños "y si..." que viven en un rincón de mi mente salgan a la luz con demasiada frecuencia.
Siempre que puedo, busco el lado positivo de las cosas. Ya sea ayudando a otras guerreras contra el cáncer de mama o estableciendo una conexión con otra mujer de otra parte del país, todo porque ambas tenemos un diagnóstico y un tratamiento similares. Tiendo a apreciar más las pequeñas cosas: una puesta de sol rosa, mi marido llevando una pulsera "La esperanza es más fuerte que el miedo" 24×7, mis hijos llevando calcetines con un lazo rosa o una preciosa hortensia rosa que florece en nuestro jardín por primera vez. Me concentro en mi gratitud y en ser amable conmigo misma y en recordar que el cáncer no es una enfermedad de una sola vez. Es una historia interminable y forma parte de mi vida para siempre.
El día que cambió mi vida fue transformador. De él nació la NUEVA yo, porque no soy NUEVA, soy diferente tanto física como emocionalmente, y he cambiado para siempre.
El 31/8/21 no sólo celebramos nuestro 19º aniversario de boda, sino que también celebramos mi "cancerversario" de 1 año de NED. Fue todo un acontecimiento. Algunas personas se preguntarán por qué los supervivientes de cáncer celebramos estas fechas. Son hitos en el camino de nuestras vidas y fechas que siempre tendrán significado, sean buenas o malas. Mi marido y yo celebramos el día ausentándonos del trabajo, comiendo juntos y pasando tiempo a solas, pero también hicimos lo que me prometí a mí misma que haría si superaba mi primer año como superviviente de cáncer, y fue hacerme un tatuaje nuevo y muy especial. A través de mi cirujano plástico, conseguimos el nombre de un tatuador médico que hace tatuajes tradicionales y tatuajes de mastectomía. No me hice un tatuaje de mastectomía porque aún no había terminado la reconstrucción. Kerry me hizo un tatuaje de "Guerrera" y otro de un lazo rosa, y pude conocerla para planificar también futuros trabajos.
No he tenido que pasar por tanto como otras mujeres en lo que respecta al tratamiento, y siempre he sido abierta y he estado dispuesta a compartir mi experiencia cuando se trata de mi viaje. El cáncer de mama me cambió para siempre y me siento impulsada a marcar la diferencia. ¿Sé lo que me depara el futuro? No....¿lo sabe cualquiera de nosotros? Sólo estoy agradecida por cada día que estoy aquí y por poder levantarme y disfrutar de otro día.
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Diagnosticada a los 51 años, estadio 1a ER+/PR-, HER2- IDC,DCIS & LCIS mastectomía bilateral c/ reconstrucción
Gracias por permitirnos compartir tu historia, Libby. ¡SBC te adora!
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