Por Kristen Carter
El 20 de agosto celebramos la boda de mi hijo en nuestra casa. Después de meses de planificación, por fin estábamos listos. La carpa estaba montada, las mesas puestas, la decoración colocada y el ensayo había ido de maravilla.
Sabíamos que había posibilidad de lluvia en la previsión, pero la primera hora y media transcurrió perfectamente: la procesión, el servicio y el comienzo del bufé.
Entonces se abrió el cielo.
Al cabo de unos 20 minutos, un torrente corría por la tienda de un extremo a otro, formando un lodazal. Entonces empezaron los relámpagos y los truenos estallaron justo encima de nosotros, convirtiendo los postes de la tienda en pararrayos.
Rápidamente condujimos a los 60 invitados a nuestro salón (con su alfombra blanca) e hicimos allí los discursos mientras la gente terminaba de comer. Resultó ser un lugar encantador e íntimo (¡y mucho más tranquilo que fuera!).
Entonces se fue la luz. Los niños acabaron cortando la tarta en la mesa de la cocina a la luz de nuestros móviles, con los invitados agolpados alrededor.
Fue fabuloso.
Ni el mal tiempo ni los cambios improvisados pudieron apagar los ánimos ni el amor que fluyó entre los novios y los invitados.
Estas son algunas de las verdades de las que me di cuenta aquel día, que son similares a las que me ha enseñado el cáncer:
Plan B por adelantado
Habíamos limpiado todo el desorden del salón, por si acaso acabábamos allí por culpa del tiempo. En una línea similar, siempre me gusta saber qué tiene pensado mi oncólogo para un futuro tratamiento si la medicación que estoy tomando deja de funcionar. Así que abogo por mí misma, pregunto y planifico.
Déjate llevar
No podemos controlar el tiempo ni lo que nos ocurre, pero sí podemos elegir la historia que contamos al respecto, ya tenga que ver con un acontecimiento o con nuestra salud.
Mantener la perspectiva
Casi siempre podría ser peor.
Mantener el sentido del humor
Si es posible, ríete de las circunstancias y agradece todo lo que puedas. Casi siempre es posible.
Confíe en profesionales
Siempre que sea posible, contrata a gente buena: proveedores a los que no les importe limpiar bajo la lluvia y un buen médico en el que puedas confiar para que haga todo lo posible por ti.
Confíe en sus amigos
Todos colaboraron para llevar las cosas de la boda al interior y para limpiar el día después. Aligeraron la carga, igual que mis amigos que han sido mis compañeros de quimio.
Puede ser un mundo loco, con circunstancias locas, pero con la actitud y las personas adecuadas, todo puede salir bien.
--
P.D. Kristen responderá a todas y cada una de las preguntas que puedas tener sobre cómo intentar vivir plenamente mientras te enfrentas al cáncer de mama. No dudes en enviarle tus preguntas por correo electrónico a kristen@survivingbreastcancer.org.