Por Cora Fahy
Sentada junto al fuego en esta fría noche de invierno, contemplo mi próximo cumpleaños, mientras recuerdo cumpleaños anteriores que tuvieron un gran impacto en mi vida.
Esperaba que mi 47 cumpleaños me trajera mejores noticias que los años anteriores.
A los 45 años, mi marido se divorció de mí, diciéndome en términos inequívocos... ¡He TERMINADO contigo!
46 me había desafiado a aprender lo que era vivir sola de nuevo, Y también casi se llevó a otro de mis hermanos lejos de mí. Me obligó a enfrentarme al dolor de la pérdida de nuevo. Pero en lugar de un pequeño descanso del caos, el 47 me trajo un cáncer de mama.
¿Y qué hace uno cuando se enfrenta a OTRA tormenta?......well, te pones las botas de agua (también conocidas como botas Wellington) ¡y te las ingenias para sortearla! Pues eso.
Y aquí estoy, casi 7 años después y a punto de cumplir 54 en unos días, todavía navegando lo mejor que puedo, y abogando para que otros puedan tener menos que lidiar en su propio viaje a través del cáncer.
Y mi defensa no consiste en grandes cosas, como fundar organizaciones u organizar grandes eventos para recaudar fondos, etc. Son las pequeñas cosas, como estar disponible cuando tus amigos te tienden la mano y te dicen: "A alguien que conozco le acaban de diagnosticar, ¿podrías hablar/escucharle?".
O como trabajar en la comunidad de fisioterapeutas como asistente de fisioterapeuta especialista en ejercicios contra el cáncer y poder ofrecer a mis pacientes algunas experiencias del mundo real, ya que he pasado por algunos de los mismos tratamientos que ellos.
He aprendido un montón de cosas desde que me diagnosticaron cáncer de mama, y una de ellas es simplemente "aparecer"."
Acudir se define como "comprometerse proactivamente con algo; arrimar el hombro y trabajar en serio (en lugar de casualmente)".
Estar ahí para los demás, de alguna manera es también estar ahí para uno mismo.
Da sentido al caos y ayuda a centrarse.
Un propósito.
Ayuda a disminuir la soledad que todos sentimos cuando oímos las palabras: "Es cáncer".
Así que hazlo lo mejor que puedas, porque nunca se sabe cuánto puede ayudar eso a la próxima persona que escuche esas horribles palabras. O que se enfrente a CUALQUIER reto que le cambie la vida.
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Gracias por permitirnos compartir tu historia, Cora. ¡SBC te adora!
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