Por Charlotte De Brabandt
Cuando estaba perdido y asustado, Tú me encontraste y me guiaste a casa.
Cuando estaba débil y dolorido, Tú me diste fuerzas para seguir adelante.
Cuando tenía miedo de lo desconocido, Tú me diste esperanza y valor.
Cuando me sentía perdido y solo, Tú estabas ahí para mí, siempre.
En medio de las sombras, eres la luz que nos guía,
Un equipo de sanadores, fuertes y brillantes,
Atravesamos la tormenta del cáncer de mama,
Con tu apoyo, nos levantamos de donde hemos sangrado.
En las batas blancas de la esperanza, te mantienes tan erguido,
Con compasión y cuidado, lo das todo,
Enfermeras, médicos y todos los que ayudan,
En esta batalla, juntos, hemos hecho nuestro oficio.
A través de cirugías y tratamientos, has sido nuestra guía,
Con habilidad y gracia, has permanecido a nuestro lado,
Has sido testigo de nuestras lágrimas, nuestras risas y nuestros miedos,
Y enjugó las preocupaciones con tierno cuidado.
Así que, a nuestro equipo médico, nuestros héroes tan queridos,
Tú eres la razón por la que seguimos aquí,
Por su dedicación y su gracia firme,
Por siempre abrazaremos tu amor.
En esta batalla contra el cáncer de mama, encontramos nuestro camino,
Con tu apoyo, saludaremos cada nuevo día,
Con gratitud y el corazón lleno de amor,
Os damos las gracias, querido equipo, por vuestras manos sanadoras,
Espero que este poema te inspire a seguir luchando y a no rendirte nunca, sean cuales sean los retos a los que te enfrentes. Eres fuerte y valiente, y lo superarás.
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